Calvin French-Owen, un exintegrante de OpenAI, creadora de ChatGPT, arrojó luz sobre la vida interna de una de las empresas tecnológicas más influyentes del mundo y describió el día a día en la organización como un "entorno caótico marcado por un crecimiento explosivo y modos de trabajo poco convencionales". 

En su testimonio publicado tras dejar la empresa, detalló que durante su año en la firma la plantilla pasó de poco más de 1.000 empleados a superar los 3.000, algo que lo ubicó inmediatamente en el 30% de mayor antigüedad

Este ritmo de expansión generó una constante reorganización de comunicaciones, equipos y estructuras internas, algo que, según el ingeniero, "rompió todo": desde la coordinación en la gestión de proyectos hasta los propios procesos de contratación y el flujo de trabajo diario.

Exempleado de OpenAI revela cómo es trabajar en la creadora de ChatGPT

La velocidad y la improvisación son rasgos clave de la cultura en OpenAI, donde predomina una especie de "meritocracia caótica" en la que las ideas emergen y se ejecutan rápidamente sin un rumbo general predefinido.

French-Owen relató la inexistencia de un plan maestro visible; en cambio, se optó por avanzar de forma iterativa, con resultados a corto plazo.

En la práctica, esto implicó que equipos diferentes podían desarrollar proyectos similares al mismo tiempo, sin coordinación previa, y que el trabajo se organizaba en torno a sprints y lanzamientos frenéticos, como el ocurrido con Codex, su asistente de software, lanzado tras apenas siete semanas de desarrollo intensivo.

Calvin French-Owen, exempleado de OpenAI, describe su paso por la firma como un 'caos organizado'

Un aspecto llamativo de la operatividad de OpenAI es la ausencia casi total de correo electrónico: todo funciona a través de Slack, la plataforma de mensajería corporativa.

Las decisiones clave, debates técnicos, notificaciones y directrices de la dirección discurren en hilos veloces y efímeros. French-Owen sostuvo que durante su paso por la empresa recibió menos de 10 correos, y advirtió que quien no mantenga un control estricto sobre las notificaciones puede verse abrumado y disperso en medio del flujo ininterrumpido de mensajes y tareas.

El ambiente laboral, en tanto, fue descrito como un "hermetismo poco habitual incluso en Silicon Valley". La información sobre los proyectos es altamente segmentada y, en ocasiones, los propios empleados se enteran de lanzamientos a través de los medios de comunicación antes que por los canales internos.

Por qué se trabaja de esa forma en OpenAI

Esta cultura de secreto responde en parte a la presión y vigilancia externa: OpenAI monitorea de cerca el impacto mediático y las repercusiones en redes sociales, dado el conocimiento de altos directivos sobre cada movimiento, observado por reguladores, competidores y la opinión pública global

A pesar del ritmo vertiginoso, la falta de estructura y la sobrecarga, French-Owen revela que encontró en OpenAI un equipo de personas dedicadas a entregar productos innovadores y preocupadas por los riesgos inmediatos de la inteligencia artificial, como el abuso o la manipulación, más que por escenarios de ciencia ficción.

Su experiencia fue, en sus palabras, una de las más exigentes y valiosas de su carrera, aunque advierte que ese "caos organizado" puede resultar agotador y propiciar el desgaste de los empleados, algo que la dirección ha intentado paliar con pausas colectivas ocasionales para evitar el burnout.

El testimonio de French-Owen, coincidente con reportes de otros exempleados, describe a OpenAI como una suerte de laboratorio de innovación permanente donde la velocidad prima sobre la planificación rígida, el secreto sobre la transparencia y la presión sobre la estabilidad

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